Kate llevaba media vida observando a sus señores, anhelando las visitas del futuro heredero del castillo Drummond. Era más guapo que Adonis y todo un conquistador. ¿Cómo iba a fijarse en una simple doncella? Eso era del todo imposible, a no ser que quisiera convertirla en su amante y ella era muy decente. Pero el milagro ocurrió. ¿Podría resistirse a esos ojos grises que le habían robado el corazón?
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